Es las siete de la mañana, sin embargo en Quito aún parece que estuviera
amaneciendo. Un grupo de expedicionarios ultima los detalles para lo
que será un largo día de viaje, el propósito: Explorar las entrañas de
la agroindustria en el Ecuador. Mirar de primera mano si es que esta
millonaria cadena de producción produce efectos socio ambientales.
Mientras bajamos por la vía Alóag-Santo Domingo, Xavier León, guía de la
expedición, explica al detalle cuál es el propósito de la visita. Ha
estudiado por años a las empresas agroindustriales, y asegura con
claridad que el Ecuador
se ha convertido en las últimas décadas en un paraíso para la operación
de esta industria. León señala que sin una legislación clara al
respecto, muchas empresas se instalaron en los alrededores de Santo
Domingo de los Tsáchilas y construyeron decenas de granjas porcinas y
avícolas sin ningún tipo de regulación. Hoy día se estima que existen al
menos 30 de estas granjas en la Provincia.
María Fernanda Solís, catedrática y experta en desechos, aclara que en
el caso de los cerdos, cada una de las granjas posee alrededor de cinco
mil ejemplares. Un estudio publicado en el 2011 por la Clínica Ambiental
mediante su publicación Alerta Naranja, calcula que diariamente se
producen en el país 5,4 toneladas de desechos animales, entre estiércol y
orines, que cuando no pueden ser procesados van a piscinas cuya
acumulación permite la filtración de estos desechos a las capas
freáticas, contaminando así tierras y fuentes de agua subterránea.
El autobús se detiene kilómetros antes de llegar a Santo Domingo de los
Tsáchilas, mientras se adentra entre potreros y plantaciones de Palma
Africana, los expedicionarios se ponen sus botas de caucho y bajan en lo
que sería una de las fronteras de una de las granjas de crianza
intensiva de PRONACA.
Tras una corta caminata en medio de senderos que por su apariencia
podrían pasar por selváticos para un ojo principiante, se llega al río
Peripa.
Nuestro guía nos indica que esas aguas son utilizadas por la granja como
para despachar los residuos de los animales. Personas que nos acompañan
en el lugar dan fe de este testimonio y aseguran que hay horas del día
en las que no se puede transitar por la zona debido al mal olor y la
pestilencia que llega con el agua del río. También se menciona que el
ingreso para poder monitorear a las granjas está restringido a cualquier
persona que sea ajena a la empresa, y eso en ocasiones incluye
autoridades locales, y representantes de instituciones del Estado.
En el libro “El Agronegocio en el Ecuador” se señala que “PRONACA,
por ejemplo en la provincia de Santo Domingo vierte sus desechos
directamente en los ríos y sus granjas están a menos de 100 metros de
comunidades Tsáchilas y campesinas.”
El nacimiento de un gigante
PRONACA
da sus primeros pasos de la mano del empresario Holandés Lodewijk
JanBakker que en 1957 crea la empresa INDIA, encargada de la importación
de insumos agrícolas. Durante décadas, este grupo familiar se dedicó a
expandir las ramas de su negocio a toda la cadena de la producción
alimentaria, así por ejemplo, en la década del 60 nace INCA (Incubadora
Nacional S.A), la década del 70 vio el nacimiento de INDAVES, SENACA, y
PRONACA. Para controlar el mercado de la producción de carnes, en la
década del 90 nace Mr. Chancho, y se empieza a comercializar productos
como el arroz bajo la empresa Gustadina. Hoy día se encuentra presente
en la venta de semillas,
el sembrío de los campos mediante el encadenamiento productivo a los
agricultores, procesamiento de la producción de los cultivos, la
producción aves y cerdos, así como la de balanceados para animales, y la
comercialización de al menos cuarenta productos en los supermecados y
tiendas del país. Actualmente, de acuerdo al último censo de la
Corporación de Avicultores del Ecuador, el consumo de carne de pollo se ha incrementado de siete kilogramos al año, a por lo menos 26 kilogramos por persona.
Analistas como María Rosa Yumbla, están seguros que cuando una empresa
controla la mayor parte del mercado, o su totalidad, ésta adquiere
poderes sobre otros productos y otras empresas, creando así un eje de
control monopólico, que impone sus precios de producción y distribución,
afectando de esta manera a quienes no se encuentran en capacidad de
producir en esa cantidad ni de soportar esa arremetida del mercado, y se
quedan con una sola posibilidad: su desaparición.
Tsáchilas, cultura de sanadores enfrentando una cultura de contaminación
De regreso a nuestro autobús, tomamos camino a una comunidad Tsáchila que ha vivido de primera mano la experiencia de la contaminación.
Nos recibe con la clásica vestimenta uno de los jóvenes líderes
comunitarios, nos dirige cordialmente a la casa comunal donde
culturalmente se celebran las asambleas y celebraciones comunitarias.
Ricardo Calazacón uno de los dirigentes locales señala que la empresa
llegó a la zona en la década de los 90, con menos de mil chanchos, e
indica que con el paso del tiempo y con los favores entregados a algunos
dirigentes, se permitió la expansión de esta empresa, lo que trajo como
consecuencia la ubicación de decenas de granjas de la empresa.
Justicia que tarda, no es justicia
Desde el año 98, las comunidades Tsáchilas han venido denunciando la contaminación causada por las granjas de la agroindustria.
Los dirigentes afirman que cuando empezó el hedor causado por los
desechos de los animales, empezaron a presentar las denuncias en las
instancias locales, aunque señalan que no recibieron respuestas a sus
peticiones.
Esta versión es corroborada por un informe escrito en el 2009 por la
internacional Global Integrity, que denuncia a la empresa por entregar
dádivas a los funcionarios de control ambiental del municipio de Santo
Domingo para favorecer sus operaciones en la zona, lo cual genera falta
de transparencia y regulaciones para esta actividad en la zona.
Eso derivó a que en el año 2008 las comunidades llevaran su caso a la
Corte Constitucional, misma que exigió mediante resolución en Julio del
año 2009 la creación de una comisión técnica interinstitucional, para el
monitoreo de la contaminación
producida en esta zona. Pese a que esta resolución existe, los
afectados indican que no cuentan con los recursos necesarios para hacer
este monitoreo ambiental y señalan que la empresa aduce que no pagara el
valor de los estudios de contaminación en la zona.
En un informe presentado por la Compliance Advisor/Ombudsman (CAO)
publicado en Junio del 2011 se indica que la Comisión fue conformada en
julio del 2009, realizó seis visitas a las instalaciones de PRONACA, y su informe final se encuentra en proceso, aunque no aclara si se hicieron los estudios de contaminación
ambiental en la zona. En el mismo informe la empresa señala que los
problemas denunciados son parte del pasado, ya que al momento cuentan
con tecnología para evitar los malos olores.
Pese a esta afirmación, en el mismo informe, se indica que a esa fecha,
solamente cinco de las 14 operaciones relacionadas a la crianza y
procesado de cerdos cuentan con licencias ambientales aprobadas por el
Ministerio de Ambiente del Ecuador. EcoPortal.net
Foto 1:Comuna Peripa
Foto 2:instalaciones "Chanchos plata" junto a Comuna Peripa
Foto3: Monitoreo de contaminación Cascada del Rio Tanti
Tegantai
http://www.agenciaecologista.info
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